30 nov 2010

Detesto los números. Desde Secundaria, ya en el primer curso, se me daban bastante mal. Supongo que fue debido al mal profesor que tuve (en serio, no es por culpar a otro), quien no me aceptaba e intentaba rebajar mi puntuación cuando y cuanto podía. ¡Venga ya! Eso es la antítesis del buen profesor... Es difícil aprender y progresar en algo si tu mentor no coopera. En una ocasión llegué a suspender con un 4'95...El señor jugaba duro, y aunque al final pude superarlo, me asoció las matemáticas a lo difícil e intratable. Podría haberlo hecho mejor conmigo, Don Alfonso...

El único número que acepto es el 8... tumbado.
¿Y esas personas que se divierten con operaciones largas y complejas? La verdad que algo de envidia sana sí que les tengo: me alegro por ellos y por que alguien haya sabido cómo enseñarles. Estoy convencido de que absolutamente todo está condicionado por el interés que le aportemos, es lo que ordena las prioridades en la vida. Espero ser capaz de hacer que mis futuros alumnos muestren interés por lo que tendré que explicarles.

Por otro lado, ante mi incompetencia en ese campo trato de autoconsolarme  pensando que los números no son más que un invento que facilita el entendimiento de algunas cuestiones... un invento que si no hubiese visto la luz (probablemente estaríamos más atrasados como especie), alguna otra estrategia se habría encargado de cubrir su puesto.

                      ...feliz undécimo mesiversario, corazón. Mi vida es amarte.

1 pinceladas:

Beyond dijo...

Tus rojizas palabras me endulzan el corazón... Siempre consigues que lata con más fuerza.

Las mariposillas en el estómago que nacieron con nuestro primer beso nunca han desaparecido, y tengo la sensación de que nunca van a abandonarme...

Ámame, te corresponderé con todo lo que soy.

Publicar un comentario